Pericia única

Galénic, heredero de una pericia transmitida de generación en generación, crea y fabrica cuidados cosméticos de alta calidad desde hace casi medio siglo. La Alta Formulación Cosmética, con un procedimiento de Alta Calidad, garantiza una selección rigurosa de las materias primas, pruebas y comprobaciones llevadas a cabo por expertos y el control de la fabricación en Francia.

EL ARTE DEL ENSAMBLAJE

Los Maestros formuladores buscan infatigablemente la formulación idónea para la administración del cuidado y poseedora de las mejores garantías de acción, estabilidad e inocuidad. Valiéndose de su experiencia, deben hacer gala de creatividad para desentrañar toda la potencia de un activo y preservar toda su eficacia, con una sensorialidad que ha de ser sobresaliente.

Así, cada fórmula de Galenic es una creación a medida. Una verdadera labor de orfebrería hecha con suma minucia y un sinfín de ensayos para lograr un resultado excepcional.

La formulación de Galénic está a leguas de distancia del proceder clásico, consistente en ensamblar los principios activos en texturas ya existentes. Cada ocasión plantea un nuevo reto: los Maestros formuladores se esmeran en hallar el ensamblaje perfecto en torno al activo, para que exprese de lleno su poder y su eficacia de la forma más segura.

Un cuidado excepcional no es fruto del azar: ha de ser creado sin concesiones, paso a paso, ateniéndose al arte del oficio.

LA CIENCIA GALÉNICA AL SERVICIO DE LA BELLEZA

El descubrimiento del principio activo es la primera gran etapa en la confección de un cuidado. Pero para Galénic la ciencia no se acaba ahí. Si bien todas las marcas pueden aducir el uso de potentes activos, estos solo serán eficaces si se sabe cómo preservar su potencia y hacer que penetren en la epidermis, hasta las entrañas de la piel.

Los Maestros formuladores han de idear una fórmula que preserve toda la eficacia del principio activo. Un desafío que afrontan para, paso a paso crear una receta única, una galénica sabia y exclusiva.

Proceso de creación del maestro formulador

1. Intuición

Todo nace en la intuición. A semejanza de un gran chef que se empeña en realzar la quintaesencia de un producto singular, el maestro formulador idea un ensamble inédito, una galénica exclusiva que despliegue un activo en todo su poderío. Es entonces cuando plasma en su cuaderno de notas la composición exacta de la fórmula meditada.

2. Selección

El segundo paso es la selección. Valiéndose de su experiencia, el maestro formulador ha de dejarse guiar por su olfato para escoger la mejor materia prima. Para formular, el maestro formulador ha de escoger entre 2000 materias primas con sus correspondientes características, que conoce al dedillo. Dispone de una botica de materias primeras rigurosamente seleccionadas. Cada una de ellas se examina al olfato y al tacto. El maestro formulador escucha en su propia piel las primeras sensaciones que causan. Ha de domeñar todas sus facetas y propiedades antes de concederles carta de naturaleza en una fórmula. Selecciona únicamente ingredientes útiles. Nada es superfluo, gratuito ni se deja al azar. En una fórmula todo está pensado y tiene su razón de ser para garantizar eficacia e inocuidad. La selección es una etapa primordial.

3. Ensamble

La siguiente etapa es la más importante, la del ensamble.
Una vez seleccionadas, el maestro formulador podrá ensamblar las materias primas con minucia e ir compaginándolas entre sí. Es esencial una precisión rigurosa en cada dosis. Una pizca más o menos lo trastocaría todo y significaría tener que volver a empezar. El ensamble es un momento crucial, pues la estabilidad, la eficacia y la armonía final del producto dependen de él. Son necesarios años de experiencia para adquirir la precisión y el conocimiento de los principios activos y su asimilación.

4. Test

La comprobación es la última etapa. Se llevan a cabo cientos de ensayos para hallar el mejor prototipo de cada crema. Galénic no avanza jamás un solo paso sin haber ensayado y verificado la eficacia y la seguridad de sus productos. Además, en cada cuidado, el maestro formulador busca la textura perfecta para un acabado ideal, con una sensorialidad y una sensación agradable y única al tacto. El resultado en la piel ha de resultar sobresaliente. Para Galénic, la textura es todo salvo un detalle.